El polémico suministro a la Armada rusa de los busques Mistral que están siendo fabricados en Francia ha irrumpido con fuerza tras el derribo del MH17 de Malasyan Airlines. Si hasta hace menos de un mes París no se planteaba un giro en la situación que pudiese paralizar la entrega del “Sebastopol”, la catástrofe aérea en Ucrania podría haber cambiado la férrea postura de París, que según el presidente Hollande dependerá ahora “de la posición de Moscú” en el conflicto ucraniano.
El presidente galo confirmó que el primero de los dos buques Mistral, el “Vladivostok”, se entregará casi con toda seguridad en el mes de octubre a las autoridades rusas. Ante las críticas, especialmente virulentas desde Estados Unidos y de algunos socios europeos como Reino Unido, Hollande recordó que Rusia ya había cumplido su parte del contrato con el pago acordado, lo que significaría que sería Francia la que tendría que hacerse cargo del coste (más de 1.000 millones de euros) que conllevaría la cancelación del contrato y de la entrega del segundo buque portahelicópteros prevista para finales del año que viene.
David Cameron aseguró que sería “impensable” que Londres diera luz verde a una entrega como esta, y señaló que se debe seguir presionando a Francia porque “no podemos seguir relacionándonos como si no pasara nada con un país (Rusia) que se está comportando así”. El líder británico también adelantó que Europa seguirá la línea dura mostrada por la Casa Blanca, por lo que podría haber llegado el momento “de empezar con la tercera fase de sanciones” impuestas a Rusia tras el derribo de la aeronave de la aerolínea malaya en Donetsk.
Los reproches a París han llegado también desde otros socios europeos, como Lituania, que tienen muy cerca de sus fronteras el conflicto ucraniano. Dalia Grybauskaite, presidenta del país báltico, explicó que la venta de los Mistral no puede tener lugar en unas “circunstancias” como las actuales, y lamentó la indecisión política de la Unión Europea respecto a la crisis ucraniana. De momento, Francia sigue cumpliendo con los plazos previstos en el contrato cerrado con Rusia en 2011, así, a principios de mes llegaron a los astilleros galos un contingente de 400 marineros rusos para recibir formación hasta el mes de noviembre en el primero de los dos navíos.
Hasta este momento, la UE ha impuesto sanciones a 72 personas de nacionalidad rusa y ucraniana, a los que ha congelado sus activos financieros y prohibido sus visados para entrar a territorio europeo. Pero la situación podría cambiar en los próximos días después de que este martes los ministros de Exteriores de la UE se reunieran para sondear un nuevo paso en las sanciones a Rusia, que hasta el momento han permanecido en un segundo nivel, y que ahora limitarían las inversiones rusas en el mercado de capitales europeo, especialmente en los sectores de Defensa y energía. Estas nuevas medidas se conocerán el próximo jueves, aunque tendrán que ser aprobadas por los jefes de estado de los países miembros, escenario donde posiblemente volverán plantearse a Francia la suspensión del contrato de los Mistral.
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