A comienzos de este mes de junio tenía lugar en las instalaciones del Departamento de Energía estadounidense en Carolina del Sur la segunda serie de pruebas con un convoy de camiones no tripulados. El proyecto está conducido por el TARDEC (Centro de Investigación, Desarrollo e Ingeniería de Vehículos Blindados del Ejército de Tierra Estadounidense) y la empresa Lockheed Martin para valorar las capacidades del sistema AMAS (Autonomous Mobility Appliqué System).
En estas pruebas, denominadas CAD-2, se probó la capacidad de un convoy militar no tripulado para operar satisfactoriamente y con seguridad en diferentes entornos. El convoy estaba encabezado por un vehículo líder sin tripulación que era seguido por un grupo de seis camiones también sin tripulación que recorrieron incluso autopistas a velocidades de 65 km/h.
Diferentes vehículos integraban este convoy, entre ellos camiones del tipo FMTV Family of Medium Tactical Vehicles), un camión del tipo MTVR (Medium Tactical Vehicle Replacement), dos camiones para carga paletizada (PLS o Palletized Load Systems), dos cabezas tractoras M915 con remolque y un transporte pesado HET (Heavy Equipment Transport).
Durante el verano se desarrollarán seis semanas de pruebas en las que soldados e infantes de marina estadounidenses podrán evaluar las capacidades del sistema en un ambiente más realista.
En estas pruebas se empleó el doble de tiempo y se alcanzó el doble de velocidad que en las anteriores demostraciones que tuvieron lugar en febrero en Texas y de las que informó defensa.com. En aquella ocasión el convoy simuló movimientos tácticos evitando obstáculos como cruces, tráfico o incluso peatones tanto en áreas urbanas como rurales.
El programa AMAS se encuentra en la fase CAD 2 o Capabilities Advancement Demostration (Demostración de Capacidades Avanzadas) en el que se pretende directamente eliminar al conductor de la cabina. Para ello, losvehículos van dotados del sistema AMAS que puede ser adaptado a cualquier tipo de vehículo y que incluye receptores GPS o sensores láser.
El Pentágono podrá de esta manera ampliar el uso de sistemas no tripulados en el campo de batalla, sobre todo en misiones de alto riesgo como es la conducción de convoys de suministros en zonas de conflicto.
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