Las dos aeronaves, del fabricante norteamericano Lokcheed Martin, en la configuración Block-3F, forman parte del paquete total de 100 aviones de combate F-35 que el gobierno turco espera adquirir por unos 16.000 millones de dólares.
Ankara había dejado en el aire la adquisición de los F-35 en enero de 2013 debido a los constantes problemas y retrasos que estaba sufriendo el proyecto de los cazabombarderos estadounidenses. El acuerdo cerrado por el gobierno turco incluiría la confirmación por EEUU de que se establecerán dentro de las fronteras turcas instalaciones que comprendan la línea de montaje y mantenimiento de los motores Pratt & Whitney F-135 que equiparán a los F-35. Este punto fue una de las causas que habían retrasado el cierre del primer pedido.
La decisión definitiva se tomó el 6 de mayo en una cumbre del Comité Ejecutivo de la Subsecretaría para las Industrias de Defensa (SSM), en la que también estuvo presente el primer ministro del país, Recep Tayyip Erdogan. En el comunicado posterior emitido por el gobierno, se subrayó que el compromiso de Ankara con el mega proyecto norteamericano es “más fuerte que nunca” y que tienen proyectada la compra de las 100 aeronaves “como estaba previsto”.
Turquía ha participado en el proyecto del caza estadounidense desde el año 1999, con una inversión de unos 195 millones de dólares desde esa fecha. Las aeronaves se irían incorporando a un ritmo de 10 unidades por año a la Fuerza Aérea de Turquía hasta completar el centenar.
Turquía tiene una categoría de nivel III en el programa Joint Strike Fighter, junto a otros países como Canadá, Dinamarca, Noruega, o Australia. Este último también ha respaldado recientemente al proyecto, después de que aprobar la compra de un pedido adicional de 58 nuevos aviones de combate F-35A en un acuerdo valorado en 11.600 millones de dólares y cuya primera unidad también se entregará en 2018.
Fuente: defensa.com
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