En las últimas décadas los Balcanes dejaron de ser el mayor polvorín del mundo y su papel pasó primero a Oriente Medio y luego a Asia Oriental. China se ve obligada a prepararse para una guerra eventual, pero ¿de qué manera puede conseguirlo? El bloguero y analista político del periódico 'The Diplomat', Yang Hengjun, quien trabajó durante un tiempo en el Consejo del Atlántico, en EE.UU., propone cuatro caminos que el Gobierno chino puede seguir en adelante para que estas preparaciones sean más eficaces.
Elaborando los valores que unen
Ante todo, sugiere el autor, Pekín debería instaurar unos valores fundamentales que puedan unir al pueblo chino. Al deficiente sistema de valores atribuye las derrotas que sufrió China en todas las guerras en que participó en su historia moderna y contemporánea. "Los soldados y el público deben saber qué defienden cuando se levanten en armas, por qué están luchando", sostiene Yang, "solo de este modo la guerra puede llevarse a cabo".
Propone construir la estrategia bélica a partir de una fórmula heredada de uno de sus mentores: "Una guerra pequeña se juega en las armas, una guerra media se juega en el poderío, una gran guerra se juega en el apoyo popular". La propia idea sobre los valores fundamentales con el carácter nacional, admite, no es suya, sino del actual presidente chino Xi Jinping, quien la compartió con los delegados del reciente congreso del Partido Comunista de China.
Practicando una política más sostenible
Yang aconseja también a las autoridades enfocarse en el sustento del pueblo y tomar en serio los derechos humanos. En las condiciones de una guerra moderna, argumenta, no es suficiente lanzar un llamamiento para hacer que la población y los soldados se levanten y la ganen. Durante la guerra con Japón (en los años 1930–1940) había un inmenso número de traidores, porque el propio Gobierno chino no trataba a la gente como seres humanos, introducía impuestos excesivos y mandaba por la fuerza a todos los hombres físicamente capaces al servicio militar. En vez de esto, el Gobierno actual se centra en la justicia y la legitimidad: al menos así se ha declarado en un pleno del partido en noviembre pasado.
Modernizando las armas
Solo en tercer lugar el analista pone el desarrollo armamentista, aunque dice que eso no significa que no sea importante. "Actualmente, mientras Japón está apoyada militarmente por EE.UU., China no tiene ninguna ventaja en término de armas", asegura el autor. Por eso, le parece probable que en un conflicto de escala reducida China pierda embarazosamente. No obstante, para el caso de un eventual conflicto de gran escala, que transcurriría con uso de los misiles de crucero, la diferencia entre EE.UU. y China sería mucho menor. China efectivamente está desarrollando sus armas modernas, admite Yang. "La cuestión es si los soldados que van a usar estas avanzadas armas también han modernizado su ideología rectora y su administración".
Buscando aliados
Pero existe también un cuarto camino y es adquirir más amigos en la comunidad internacional. En lo actual, sostiene, es muy difícil llevar a cabo una guerra entre solo dos países. Más bien, se trata de conflictos entre muchos países o incluso entre dos grupos de aliados. Para que se forme una alianza es requerida la coincidencia en los valores y en el interés económico, destaca el analista. En este último punto China está aventajada: El que tiene el oro, hace las reglas, según sugiere un refrán. Yang no cree que la guerra sea inevitable, pero una buena preparación es a menudo el remedio más eficaz para prevenirla.
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