EE.UU. y países de Oriente Próximo analizan cómo enfrentar la creciente insurgencia del Estado Islámico (antiguo EIIL) en Irak. ¿En qué caso Washington y Tel Aviv intervendrían en el conflicto?
En su avance imparable desde el 9 de junio en Irak, el grupo yihadista ha tomado bajo control vastos territorios del país, así como varias provincias septentrionales de Siria, y ahora pone en su punto de mira a Jordania e Israel. El ataque del Estado Islámico contra Jordania sería cruzar la línea roja para EE.UU. porque "violar la soberanía de un aliado tan apreciado y bastión de la moderación en Oriente Próximo sería intolerable" para Washington, explica 'Foreign Policy'.
Jordania ha sido siempre tan útil para EE.UU. y sus intereses y tan constructivo en el proceso de paz con Israel, explica la revista, que incluso el Congreso estadounidense, conocido por su inercia, probablemente exigiría la intervención norteamericana.
Por su parte, Israel ya ha anunciado que ayudará a proteger Jordania si los islamistas intentan desestabilizar el país. "Si Jordania tiene problemas en su frontera y nos pide ayuda, debemos ponernos a su servicio", señaló la semana pasada el exasesor de Seguridad Nacional israelí Yaakov Amidror.
La preocupación de Israel está justificada, juzga el portal 'Nóvoye Vremia', explicando que Tel Aviv no quiere tener cerca de su frontera un califato medieval en vez de "una monarquía débil e inestable, pero al menos predecible y racional". Al mismo tiempo, Israel ya ha conseguido un aliado en una posible guerra, que es el Kurdistán iraquí, con el apoyo a su decisión de celebrar un referendo de autodeterminación.
Fuente: actualidad.rt.com
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