El nuevo Gobierno ucraniano no tiene capacidad ni voluntad política para controlar la explosiva situación en el este del país, constata hoy RBC Daily.
Una semana después de firmar un acuerdo en Ginebra, las partes del conflicto cruzan acusaciones de incumplir este documento que exige el fin de la violencia, el desarme de los grupos armados y el desalojo de los edificios públicos ocupados, indica el diario.
Según el politólogo ucraniano Vladímir Fesenko, el Gobierno de Kiev difícilmente puede negociar con las milicias de Donetsk y Lugansk, ya que en realidad se trata de grupos variopintos y no existe un sujeto único con el que sentarse en la mesa.
En cuanto a Slaviansk, las autoridades se niegan a negociar con los milicianos locales por considerarlos “terroristas” responsables de secuestros y asesinatos, opina Fesenko.
Por otro lado, Kiev tiene dificultades para lanzar una ofensiva a gran escala contra los separatistas debido a factores internos, como las cercanas elecciones presidenciales, sostiene otro experto ucraniano, Vadim Karasev.
“Los comicios presidenciales convocados para el 25 de mayo impiden decretar el estado de excepción o la ley marcial en las regiones orientales. Si se declara, las elecciones se deben cancelar. Es por ello que el Gobierno se ve obligado a actuar sin apenas implicar al Ejército”, explica.
Otro de los factores es que los militares y agentes del orden ucranianos no están preparados para lanzar acciones de guerra reales contra los separatistas, agrega el experto, debido a que “la gente de Yanukóvich ya no está” y también “se están marchando profesionales cualificados” que no ven claro su futuro con el nuevo régimen.
En respuesta a la operación "antiterrorista" en el este de Ucrania, el Ejército ruso comenzó ayer un simulacro cerca de la frontera entre ambos países, lo que disparó en Kiev el temor a una invasión, dice Fesenko, puesto que algo similar ocurrió poco antes de la adhesión de Crimea a Rusia.
Fuente: sp.ria.ru
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