Reino Unido amenazó con bloquear la operación porque los cazas tienen tecnología británica.
El Gobierno británico mostró su preocupación a España por las negociaciones para vender cazas dados de baja a Argentina. Un trato incómodo para Londres, con el conflicto de las islas Malvinas de fondo.
España negoció durante meses la venta de cazas Mirage F-1 a Argentina. El contrato estuvo a punto de cerrarse, pero finalmente Argentina declinó la oferta por el estado y las condiciones en que se entregarían de los aviones.
El Confidencial Digital se ha puesto en contacto con mandos del Ejército del Aire para conocer los detalles y derivadas de la negativa argentina a los Mirage F-1, cuya compra llegó incluso a presupuestar el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Según explican estas voces, Reino Unido presionó a España para que no se cerrara el acuerdo.
Tal y como aseguran, el gobierno británico realizó diversas consultas con Defensa y con el Gobierno “solicitando todo tipo de detalles del contrato, especialmente que configuración técnica tendrían los aparatos entregados”. Como telón de fondo están las tensiones entre ambas naciones por las reivindicaciones territoriales de Argentina sobre las islas Malvinas.
Componentes británicos
Una de las principales preocupaciones británicas era que algunos sistemas electrónicos –“el de contramedidas”, por ejemplo - estaban diseñados y fabricados por compañías del Reino Unido.
Londres, según cuentan estas fuentes, exigió a España que “no se entregaran ciertos componentes y sistemas” instalados en los aparatos, sin los que los cazas perdían gran parte de su valor.
Además, explican que diversos radares e interfaces estaban configurados “siguiendo estándares OTAN, diseñados para ser usados en exclusiva por miembros de la OTAN” –Argentina está fuera de la Alianza Atlántica- .Un hecho que restaba operatividad a los aviones.
Estas circunstancias, así como las considerables horas de vuelo acumuladas por los Mirage F-1 españoles, supusieron la ruptura del precontrato alcanzado entre Madrid y Buenos Aires.
Una situación que ya afectó en 1982 a la Fuerza Aérea Argentina durante el conflicto de Las Malvinas, que tuvo dificultades para usar los misiles Exocet después de que Margaret Tatcher presionara a Francia para que los galos no les facilitaran la tecnología necesaria para su disparo.
Fuente: http://tecnologamilitar.blogspot.mx/
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