La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha anunciado al presidente francés, François Hollande, que estos días se encuentra visitando oficialmente el país sudamericano, que no comprará cazas Rafale dentro del programa previsto de adquisición de 36 aviones de combate para la Fuerza Aéra Brasileña (FAB).
El precio es el principal argumento esgrimido para rechazar la aeronave francesa, según ha publicado este fin de semana el periódico brasileño Folha de São Paulo, una de las principales cabeceras del país. Francia estaba tratando de afianzar sus posiciones en el programa brasileño FX-2 –nombre del proyecto de la FAB para comprar los nuevos aviones de combate– con la firma de una serie de acuerdos coincidiendo con la visita iniciada el pasado jueves al país por su más alto mandatario.
Hollande incluso está acompañado en esta gira por Eric Trappier, presidente del fabricante de los Rafale, Dassault Aviation, con la intención de extraer algún compromiso de compra de los 36 cazas contemplados en el FX-2.
Sin embargo, los otros dos competidores de este programa que podría derivar en la compra de hasta 120 aviones, ofrecen unos modelos cuya adquisición supondría la mitad de coste para las arcas brasileñas: el F/A-18 Super Hornet, de la norteamericana Boeing, y el Gripen-NG, de la sueca SAAB.
Años tratando de hacerse con el contrato
Francia lleva años tratando de vender su nuevo avión de combate a Brasil. Incluso fue considerado en 2009 como virtual ganador de este proceso, que ya lleva más de una década en previsión, en presencia del entonces presidente francés Nicolas Sarkozy, durante un discurso del presidente Lula da Silva. Posteriormente este punto fue desmentido, tras la falta de apoyo de Francia a la candidatura de Brasil para ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Ahora, las posibilidades de que el Rafale fuese elegido como el principal avión de combate de la FAB habían aumentado por varias razones. Una derivaba de la buena relación que Hollande mantiene con la presidenta Rousseff. Otra había llegado tras el reciente escándalo sobre el espionaje de EE UU a sus aliados, incluido Brasil, que parecía haber minado en cierto grado las posibilidades del F/-18 Super Hornet, un modelo que había logrado una buena posición para ser elegido.
Por su parte, el Gripen de SAAB, ganador del informe de evaluación técnica final de la FAB, ofrece el desarrollo conjunto con el Gobierno brasileño para la fabricación de la nueva versión NG en el propio país suramericano, una baza importante con la que Dassault también estaba tratando de contar al suscribir diversos acuerdos con la industria aeronáutica brasileña para que sus Rafale pudiesen fabricarse en parte en el país.
Fuente: Infodefensa.com
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