Poder Militar Global : Sistemas de puntería de última generación

jueves, 7 de noviembre de 2013

Sistemas de puntería de última generación





“Si lo usan los Marines por algo será”, comentaba un experimentado “sniper” a quien estas líneas escribe, con ocasión de una visita a una unidad de Operaciones Especiales occidental. La conversación giraba acerca de las cualidades de la nueva óptica adoptada por el USMC (United States Marine Corps) para dotar a sus tiradores de precisión, seleccionando un conocido visor germano, en detrimento de otras excelentes opciones estadounidenses, que habían sido clásicas entre ese colectivo militar.



La compra de los visores Schmidt & Bender, en una configuración que por aumentos y óptica de entrada de luz sigue pareciendo a muchos algo clásica, ha servido para reemplazar los Unertl, que venían siendo usados desde hace años. Es un proceso similar al que están viviendo otras fuerzas militares de distintos ejércitos y determinadas unidades de carácter especial, así como grupos policiales, que también disponen de novedosos sistemas de puntería para ser más rápidos o más certeros en el apuntamiento de sus armas. La capacidad tecnológica reciente ha propiciado el surgimiento de soluciones avanzadas, que suponen un paso adelante sustancial respecto de las que se venían usando, lo cual ha incidido en que se hayan iniciado procesos de adquisición y de renovación que ahora están en curso.

En términos generales, las industrias que fabrican los sistemas de puntería más avanzados han evolucionado sus gamas para dar respuesta a las necesidades de cada momento. El empleo de los llamados tiradores de élite, o sniper, usando la terminología anglosajona, es ahora más común, tanto en operaciones militares como en el entorno de la seguridad. Los conflictos de las dos últimas décadas, y en especial los más recientes de Iraq o Afganistán, han permitido demostrar la eficiencia que se puede conseguir con armas certeras empleadas contra blancos puntuales. Son económicas, fáciles de desplegar, tienen un notable rendimiento desde el punto de vista del coste/eficacia y son versátiles, lo cual hace que la suma de sus cualidades permita un potencial de empleo que no todos saben valorar en su justa medida.

Avanzando en el tema que nos ocupa, incidiremos primero en lo que son los sistemas ópticos y optrónicos asociados a las armas de precisión, para después hablar de los que son usados en otros campos. Respecto de los visores destinados a los rifles, ya sean estos con mecanismo de cerrojo o semiautomáticos –hoy se ofertan modelos de ambos con prestaciones que, en general, son muy similares–, hubo una consolidación de opciones novedosas, en las que se incluirían detalles dignos de mención. Uno es el que se refiere a la capacidad, propia de la combinación de varias lentes internas, para incrementar una determinada imagen, ofreciendo un detalle más nítido de la misma y el tamaño idóneo para escoger el punto del blanco donde se busca impactar. Se ha pasado de ópticas clásicas, en que los aumentos no superaban los 10x, a otras que son variables e incluyen la posibilidad de llegar a los 50x. Algunos argumentarán que la nitidez al máximo no es la misma, pero su capacidad de identificar el objetivo y otros matices suman más que restan.

También se ha producido una mejora en la capacidad de entrada de luz, haciendo que el apuntamiento al orto y al ocaso sea más fácil. El canal frontal más difundido ahora es de 40 ó 50 mm., habiendo ya otros que optan por los de 56 ó 72. Esa influencia positiva suele ir acompañada de la posibilidad de seleccionar retículas cada vez más elaboradas en lo que a referencias de tiro se refiere y a las que cuentan con la posibilidad de iluminarse, favoreciendo la toma de referencias en zonas urbanas o cuando la luz ambiental es poca. Las retículas se han ido transformando en modelos en los que está situada en el primer plano focal FFP (Front Focal Plane), variando su tamaño, a la vez que se incrementan los aumentos del visor, para permitir una más fácil corrección cuando se dispara a distancias medias y largas.

En este último caso, también se ha evolucionado en lo que son las torretas, con algunas que optan por una regulación que admite movimientos de ¼ de MOA (Minute Of Angle) o inferiores, para un más fácil centrado. Las hay con la posibilidad de realizar varias vueltas enteras, lo que permite usar un mismo visor, sin recurrir a bases más altas o carriles especiales, para neutralizar objetivos a corta y muy larga distancia.

Nuevos modelos
Esos cambios genéricos han derivado en nuevos modelos. Schmidt & Bender ha logrado introducirse en los Estados Unidos, después que en 2006 su modelo 3-12x50 PMII LP fuese adquirido por el USMC, contrato al que siguió otro en 2011 de 34 millones de dólares para suministrar miles de ejemplares del 5-25x56 PMII –con retículas Horus y H2CMR– al Departamento de Defensa estadounidense. Ambos modelos siguen siendo óptimos para lograr una gran certeza en los impactos, aunque últimamente ampliaron su gama con opciones pensadas más para batir objetivos a grandes distancias. Sus propuestas en esa línea incluyen los novedosos 3-27x56 PMII y 12-50x56 PMII, siendo este último una propuesta capaz de aumentar la imagen en un rango que muy pocos productos pueden ofrecer. Por cierto, además de la difundida retícula Mil-Dot, su gama propone otras, tan interesantes como las P3L, H4L o H58.

Germana, como la anterior, es también la conocida firma Zeiss. Es un grupo que incluye otro nombre comercial clásico, Hensoldt. Esta última promovía visores como el ZF4x24G o el ZF6x42, que se suministraba con el preciso rifle PSG-1, aún en uso. Ahora han ampliado y evolucionado su gama con opciones, que incluyen los 3-12x56 SSG-P, 4-16x56, 6-24x56 o un 6-24x72, incluyendo todos ellos ópticas muy elaboradas, que facilitan la transmisión de luz. En su catálogo se encuentra el 6-24X72 SAM, que integra un calculador balístico para facilitar la labor del tirador –presenta datos de la temperatura y presión ambiental, o del ángulo de inclinación lateral– e incluye detalles, como un doble clic especialmente audible cada diez movimientos en sus torretas de regulación, aunque tiene como contrapunto que su precio es de unos 12.000 euros, cuando la mayoría de las ópticas para rifle táctico rondan los 3.000.

Frente a la calidad óptica centroeuropea, intentan competir, y con gran éxito en numerosos mercados, diferentes firmas estadounidenses. Conocidos entre diversos colectivos de sniper son productos de compañías como Sightron, Trijicon, Bushnell o Bausch & Lomb. Pese a que proponen algunos sistemas interesantes en lo que a costo eficacia se refiere, la que está más difundida, y goza de un mayor prestigio, es Leupold, que vende en todo el mundo una gama amplísima de productos. Los más conocidos son los visores de la serie Mark 4, que comprenden una veintena de diseños bien distintos, entre los que destacan tanto el 6,5-20x50 ER/T (Extreme Range/Tactical) destinado al rifle XM2010, como el 3,5-10x40mm M2 LR/T del rifle M110, ambos usados por el US Army. A ellos, hay que añadir el sofisticado Mark 8 3.5-25x56mm M5B2, concebido para resistir las difíciles condiciones del campo de batalla y con nada menos que 26 milirradianes –90 MOA– en lo que a ajustes de elevación se refiere.

Cabría señalar que también comienzan a cobrar fuerza otros productos de firmas como US Optics o Nightforce. La primera propone clásicos como el ER-25 5-25x, pensado para largas distancias, o el ST-10 TPAL 10x, concebido para armas del .308 Winchester –óptimo para un rango no superior al km.–, sumando desde hace poco a ellos los más compactos SR-6 1.5-6x y LR-17 3.12-17x, ideados para armas compactas o transformaciones de fusiles de asalto en conjuntos capaces de mejores prestaciones básicas, para situarlos en el entorno de armas más elaboradas y caras. Por su parte, la segunda fue fundada por un australiano para satisfacer las necesidades deportivas civiles, pero ha evolucionado sustancialmente y ahora produce en Estados Unidos o Japón novedades, que incluyen la gama NXS –comprende siete visores diferentes, que van desde el compacto 3.5-10x50 al potente 12-42x56– o el avanzado 5-25x56 ATACR (Advanced Tactical Riflescope), que ha sido concebido para proporcionar ajustes en elevación de hasta 120 MOA y de 60 en lateralidad, lo que lo hace especialmente óptimo para batir con efectividad a alguien a distancias de 2 km. o más allá en condiciones hostiles y en los entornos complejos, a los que los militares suelen enfrentarse en la actualidad.

Amplia difusión
Esos modelos, y otros más, gozan cada día de una difusión más amplia. Para aprovechar sus prestaciones en condiciones de luz adversa o apuntarlos de noche se confía en la capacidad de entrada de luz frontal o en retículas iluminables y regulables. Son aportaciones óptimas, pero complementarias a una clásica, pero cada vez más elaboradas. Nos referimos a los módulos nocturnos, tanto los intensificadores de luz residual, como los, cada vez más en boga, de tipo térmico, que son capaces de captar temperaturas y difundir imágenes de los cambios de contraste.

En las décadas pasadas se hicieron muy comunes modelos con el AN/PVS-4 o hasta desarrollos que incluyeron los de 2ª Generación puestos a punto por la española ENOSA (Empresa Nacional de Óptica), surgiendo también los módulos Simrad tipo KN, que se acoplaban por encima de las ópticas diurnas para, sin cambiar el punto de impacto, apuntar de noche. La evolución de la tecnología hace que estén disponibles captadores europeos o israelíes muy sofisticados, pues los estadounidenses siguen poniendo limitaciones a la hora de exportar –incluso a sus aliados– aquellos de la máxima nitidez y claridad. La 3ª Generación es el máximo estándar, aunque ahora con tubos que ofrecen imágenes en blanco y negro, frente a las menos contrastadas verdosas, y con resoluciones que superan las setenta y dos líneas por pulgada, un avance interesante a la hora de identificar el objetivo y de alcanzarlo sin que se percate de la presencia propia.

En esa línea evolutiva, ahora hay módulos que se sitúan, aprovechando anclajes tipo Picatinny, delante de los visores diurnos. Interesantes son propuestas como el Zeiss NSA 80 que emplea el Ejército de Tierra español en sus fusiles de asalto G36E o el nocturno NVS-80, concebido para ser usado en conjunción con miras de puntería diurnas de sofisticados rifles, éste en dotación en el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) y en otras unidades de élite del Ejército del Aire. Zeiss ha presentado recientemente sus módulos intensificadores NSV 600 y NSV 1000, que pueden usarse en diferentes armas largas e incluyen tubos captadores Photonics XD4 o XR5 de notables prestaciones. Si se buscan otras, puede recurrirse a los módulos térmicos IRV 600 o IRV 900 que, respectivamente, permiten identificar a objetivos situados a 500 u 800 m. de la posición propia.

Los estadounidenses, que, como hemos apuntado, tienen difusión especialmente restringida, disponen de productos tan avanzados como los conjuntos intensificadores que Knights Armament, gama que incluye propuestas como los UNS (Universal Night Sight) y UNS LR, que son conocidos como AN/PVS-22 y se sitúan por delante de los visores diurnos para facilitar su uso de noche. También se ha venido distribuyendo el AN/PVS-24 de L3 Communications en versiones de 45 ó 64 líneas de resolución y una reducida relación entre señal y ruido.

Más recientes, y con el doble de alcance y menor peso, son los AN/PVS-27 MUNS (Magnum Universal Night Sight), que son fabricados por varias firmas comerciales e incluyen una óptica de tipo catadióptrico y tubos intensificadores Pinnacle con capacidad autogating, que hace que no se vean afectados cuando un foco de luz potente les llega por su parte frontal. En el programa PEO Soldiers del US Army siguen avanzando hacia soluciones que incluyen los módulos AN/PVS-30 SNS (Sniper Night Sight), que operan con una única batería DL123 durante muchas horas, pues su consumo energético es reducido; es una capacidad que también la encontramos en el módulo térmico AN/PAS-31 LRTS (Long Range Thermal Sight), que surge para reemplazar a los también novedosos AN/PAS-13 WTS (Weapon Termal Sight), del que se ofrecen varias variantes en función del tipo de arma en el que se quieran instalar.

Tecnologías avanzadas
La fusión de la capacidad de intensificación y las imágenes térmicas en el mismo módulo es ya posible y la encontramos en gafas monoculares. Pronto se van a promover novedades en ese sentido. Sabemos que, entre otras, están en ello firmas como la israelí Elbit o la francesa Sagem. Es previsible que también se generalicen modificaciones en los visores para favorecer el cálculo automático de la distancia y la toma de las condiciones ambientales, ofreciendo al tirador el punto de referencia idóneo para batir el objetivo al primer disparo.

Donde más se está aplicando la introducción de ópticas de puntería es en el entorno de los fusiles de asalto, pues los combatientes tienen que ser cada vez más letales en sus capacidades, tanto en terreno abierto como en escenarios de lucha urbanizada CQB (Close Quarter Batlle). Líder indiscutible en ese segmento es la firma sueca Aimpoint, que ha vendido sus visores de punto rojo en grandes cantidades a Francia, Estados Unidos o Italia. En España los usa el Ejército del Aire y las mejores unidades de asalto policial. Lo más novedoso ahora de lo que proponen se centra en el tipo Micro, muy compacto y ligero para que no añada peso a quien por él se decante, y en el robusto M4, que aguanta inmersiones bajo el agua a profundidades superiores a los 10 m. y tiene una capacidad de 80.000 horas encendido, sin tener que cambiar las baterías, algo que lo diferencia, positivamente, de otros muchos conceptos.
Entre sus “oponentes” comerciales se encuentra el EOTech, conjunto holográfico que ha conseguido un buen número de ventas entre agencias policiales y militares, pues su pantalla del tipo visor de cabeza alta HUD (Head Up Display) y especial retícula circular ayuda a conseguir impactos en situaciones especialmente comprometidas. Cada vez son más –incluso el Ejército de Tierra español lo ha comprado para sus ametralladoras MG4– aquellos que optan por visores como el Trijicon ACOG (Advanced Combat Optical Gunsight), que es sumamente compacto, resistente y con una óptica de 4 aumentos, con la que es fácil conseguir notables agrupaciones a distancias medias, siendo un diseño óptimo para fusiles de asalto. Lo usan los Marines de Estados Unidos y también algunos contingentes de sus Fuerzas Especiales.

Ya están surgiendo algunos competidores, tan serios como los MARS (Multi-purpose Aiming Reflex Sight) israelíes de LT Optronics, los ELCAN canadienses usados por Australia, los germanos Calr Zeiss ZO 4x30 seleccionados por el Bundeswehr o los recientes Leupold 4x24 HARM (High Accuracy Multi-Range riflescope), que combinan en un mismo conjunto un módulo óptico de puntería y un sistema de punto rojo. Es una opción que ya se había presentado en los ACOG y sería el caso del modelo TA31ECOS-G.

Cada vez son más los sistemas de puntería avanzados que se ofrecen a potenciales clientes. Hay unos con tecnología menos actual y otros con la más puntera. Las capacidades están directamente relacionadas con marcas y precios, lo que hará que los órganos de decisión no lo tengan fácil a la hora de sus adquisiciones. En todo caso, hay una doble consideración: comprar barato puede resultar caro, pero la tecnología evoluciona muy rápidamente, por lo que hay que prever, de forma inteligente y eficaz, hacia donde se avanza y a qué ritmo se hace.


Segundo Calpena







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